lunes, 17 de diciembre de 2012
sábado, 1 de diciembre de 2012
No somos perfectos, pero...
Bolero
Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.
Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.
Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.
lunes, 8 de octubre de 2012
Cuando hablas
Tu palabra es una caricia, espectante, que merodea mi espalda y al fin baja, con ternura de senos, y boca de mujer determinada.
viernes, 24 de agosto de 2012
miércoles, 15 de agosto de 2012
jueves, 9 de agosto de 2012
Mientras lées
Una vez coincidí contigo en cierto lugar donde se postulaban descripciones de los pies que hallábamos en los libros. Me gustaba ofrecerte esos fragmentos, pero secretamente casi siempre creía que podía haberse descrito mejor.. Cierto que eso no me hacia creér que fuera yo quien pudiera. Sin embargo aquí te presento tardíamente lo que siempre hago para mis adentros; una de tantas posibles descripciones.
Me gusta mirártelos desde distintos ángulos y en distitnas actitudes. Cuando lées recostada, los miro apoyados con su planta en la almohada del sofá. La apretan con su presión de forma moderada. Porque tienen unos modales sauves y elagantes. Su apoyarse tiene firmeza pero tambien dulzura. El talón se afirma seguro y el arco toma dentro de sí una suave medialuna de nubes; pero tus dedos tocan apenas la tela. Los imagino en mi piel como una caricia que por ser apenas perceptible me hace querela mucho más.
Las puntas ordenadas resultan y redondas contrastan con el leve filo de las uñitas, que se curvan en un sentido y casi nada en el otro, especialmente la mayor de ellas, de superficie surcada apenas de unas lineas expresivas de su crecimiento.
Para verlas debo mirar el reflejo de la luz en tu uña, o acariciarla sintiéndolas con mis incisivos o mi lengua. Pero entonces la risa te distrae de tu lectura y a veces si soy muy audaz, no puedes evitar quitárme rápidamente tu pie de mi alzance.
miércoles, 8 de agosto de 2012
Mario Benedetti
Te propongo construir
un nuevo canal
sin excusas
que comuniquen por fin
tu mirada atlántica
con mi natural pacífico
martes, 26 de junio de 2012
Julio Cortázar
Yo no sé, mirá, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones
cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. Ahora aparece una gotita
en lo alto del marco de la ventana, se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo
y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae.
Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga,
ya es una gotaza que cuelga majestuosa y de pronto zup ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.
Pero las hay que se suicidan y se entregan en seguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran, me parece ver la vibración
del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse.
Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.
sábado, 26 de mayo de 2012
María Zambrabo
Escribir es defender la soledad en
que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento afectivo,
pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la
lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de
relaciones entre ellas.
El
escritor sale de su soledad a comunicar el secreto. Luego ya no es el
secreto mismo conocido por él lo que colma, puesto que necesita
comunicarle. ¿Será esta comunicación? Si es ella, el acto de escribir es
sólo medio, y lo escrito, el instrumento forjado. Pero caracteriza el
instrumento el que se forja en vista de algo, y este algo es lo que le
presta su nobleza y esplendor
viernes, 27 de abril de 2012
Pablo Neruda
Poema 10
Hemos perdido aún este crepúsculo
Hemos perdido aún este
crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
He visto desde mi
ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Yo te recordaba con el
alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.
de esa tristeza que tú me conoces.
Entonces, dónde
estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que
siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
Siempre, siempre te
alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
lunes, 9 de abril de 2012
Joan Margarit
Acostado a tu lado, oigo los
trenes.
Cruzan mi frente sus fugaces luces
rasgando el horror tibio de esta noche.
La pausa de silencio me deja una luz roja,
una nota sobre este pentagrama
de cables y de vías oscuras y brillantes.
Acostado a tu lado,
oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
Quizá el último acierto
sea -abrazado a ti-
dejar pasar los trenes en la noche.
Horarios nocturnos, Joan Margarit
Cruzan mi frente sus fugaces luces
rasgando el horror tibio de esta noche.
La pausa de silencio me deja una luz roja,
una nota sobre este pentagrama
de cables y de vías oscuras y brillantes.
Acostado a tu lado,
oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
Quizá el último acierto
sea -abrazado a ti-
dejar pasar los trenes en la noche.
Horarios nocturnos, Joan Margarit
lunes, 2 de abril de 2012
viernes, 30 de marzo de 2012
Elizabeth Bishop
Mary Jane Ansell
Conversación
El tumulto en el corazón
sigue haciendo preguntas.
Y luego se detiene y se compromete a responder
en el mismo tono de voz.
Nadie puede notar la diferencia.
Sin inocencia, estas conversaciones empiezan,
y luego cautivan los sentidos,
como sin quererlo.
Y luego no hay opción,
y luego no hay sentido;
hasta que un nombre
y toda su connotación son lo mismo.
martes, 27 de marzo de 2012
lunes, 19 de marzo de 2012
Elsa Cross
Voz
Tu voz contra el atardecer.
El viento empuja
sobre el cristal
las ramas de los altos encinos.
El viento empuja
sobre el cristal
las ramas de los altos encinos.
Tu voz llena el espacio.
Y no hay instrumentos
para tu canto.
Tu voz dibuja signos en el viento
Y no hay instrumentos
para tu canto.
Tu voz dibuja signos en el viento
La noche
va bordeando en silencio
ese núcleo
donde la luz se detiene todavía
mientras tu voz,
tu voz sola
borra el instante.
va bordeando en silencio
ese núcleo
donde la luz se detiene todavía
mientras tu voz,
tu voz sola
borra el instante.
lunes, 27 de febrero de 2012
Baldomero Fernández
Soneto
Ya ves que
no te suelto, que me ato
a tu recuerdo rubio y vaporoso,
fugitivo en la calle y silencioso,
yo, que era poderío y arrebato.
a tu recuerdo rubio y vaporoso,
fugitivo en la calle y silencioso,
yo, que era poderío y arrebato.
Me estiro
lo que puedo; dudo y trato
de asir tu traje, por ser tuyo, hermoso;
ceñido siempre y a la vez pomposo,
tentación por aquí y allí recato.
de asir tu traje, por ser tuyo, hermoso;
ceñido siempre y a la vez pomposo,
tentación por aquí y allí recato.
Mírame en
un café de esta plazuela
en que el tránsito al sol crepita y arde
y en la que todo, hasta un tranvía, vuela.
en que el tránsito al sol crepita y arde
y en la que todo, hasta un tranvía, vuela.
Pienso en
ti, en tus ojos, en tu tarde...
Y me quisiera henchir como una vela
y me refugio en mi interior, cobarde.
Y me quisiera henchir como una vela
y me refugio en mi interior, cobarde.
sábado, 18 de febrero de 2012
Gioconda Belli
Sencillos
deseos
Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.
Hoy quisiera tus dedos
escribiéndome historias en el pelo,
y quisiera besos en la espalda,
acurrucos, que me dijeras
las más grandes verdades
o las más grandes mentiras,
que me dijeras por ejemplo
que soy la mujer más linda,
que me querés mucho,
cosas así, tan sencillas, tan repetidas,
que me delinearas el rostro
y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera
dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas quiero como que andes mi cuerpo
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio
y luego en aguacero.
Cosas quiero, como una gran ola de ternura
deshaciéndome un ruido de caracol,
un cardumen de peces en la boca,
algo de eso frágil y desnudo,
como una flor a punto de entregarse
a la primera luz de la mañana,
o simplemente una semilla, un árbol,
un poco de hierba.
Pintura de Rob Efferan
jueves, 16 de febrero de 2012
Pablo Neruda
Porque tú
eres mi ruta. Te forjé en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.
De mi pelea oscura contra mí mismo, fuiste.
Tienes de mí ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos, Rompamos este camino juntos.
Será la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame, agótame, viérteme, sacrifícame.
Haz tambalear los cercos de mis últimos límites.
Pintura de Gianni Strido
miércoles, 25 de enero de 2012
Salvador Novo
Pienso, mi amor, en ti todas las horas...
Pienso, mi amor, en ti todas las horas
del insomnio tenaz en que me abraso;
quiero tus ojos, busco tu regazo
y escucho tus palabras seductoras.
Digo tu nombre en sílabas sonoras,
oigo el marcial acento de tu paso,
te abro mi pecho -y el falaz abrazo
humedece en mis ojos las auroras.
Está mi lecho lánguido y sombrío
porque me faltas tú, sol de mi antojo,
ángel por cuyo beso desvarío.
Miro la vida con mortal enojo,
y todo esto me pasa, dueño mío,
porque hace una semana que no cojo.
Fotografía de Brassai
viernes, 20 de enero de 2012
Piedad Bonet
Romance
Escucha, amor,
¡viene la muerte avisando!
Oye entre las duras piedras
su rumor.
Viene la muerte al galope
silenciosa y embozada.
Calla y en tu corazón
escucharás sus pisadas.
Viene la muerte enredando
en su lanza desalmada
todo lo que va topando.
Viene enredada en la flor,
viene en el sol dominguero.
Calla, amor, calla y escucha,
pues ha hecho nido en mi pecho.
¡Y tus besos derramados,
y tu alma malqueriendo,
y en tu mirada distante
toda la vida latiendo!
Viene la muerte cantando,
viene la muerte avisando:
Oye, amor cruel e inconstante
su rumor.
"Círculo y Ceniza"
Escucha, amor,
¡viene la muerte avisando!
Oye entre las duras piedras
su rumor.
Viene la muerte al galope
silenciosa y embozada.
Calla y en tu corazón
escucharás sus pisadas.
Viene la muerte enredando
en su lanza desalmada
todo lo que va topando.
Viene enredada en la flor,
viene en el sol dominguero.
Calla, amor, calla y escucha,
pues ha hecho nido en mi pecho.
¡Y tus besos derramados,
y tu alma malqueriendo,
y en tu mirada distante
toda la vida latiendo!
Viene la muerte cantando,
viene la muerte avisando:
Oye, amor cruel e inconstante
su rumor.
"Círculo y Ceniza"
sábado, 14 de enero de 2012
Benjamín Prado
Roto
Solo, en medio de todo;
estar tan solo
como es posible,
mientras ellos vienen
muy despacio,
se agrupan,
ponen su campamento,
invaden,
talan,
hunden,
derriban las palabras
una a una,
se reparten mi vida,
poco a poco,
levantan su pared
golpe a golpe.
Después se van;
se marchan
lentamente,
pensando:
-Nunca podrás huir de todo lo que has perdido.
Tal vez tengan razón.
Tal vez es cierto.
Pero llega otro día,
el cielo quema
su cera azul encima de las casas;
yo regreso de todo lo que han roto,
busco entre lo que tiene
su propia luz,
encuentro
la mirada del hombre que ha soplado unas velas,
el limón que jamás es parte de la noche;
ato,
pongo de pie,
reúno los fragmentos,
me convierto en su suma.
Y todo vuelve
otra vez;
las palabras
llegan donde yo estoy;
son las palabras
perfectas,
las que tienen
mi propia forma,
ocupan cada hueco
y cierran cada herida.
Las palabras que valen para hacer estos versos
y sentarse a esperar que regresen los bárbaros.
De "Todos nosotros" 1988
miércoles, 4 de enero de 2012
Robert Frost
Pensó que a solas podía captar el universo entero;
Pero la única voz que obtuvo por respuesta
Fue el falso eco de sí mismo
Que procedía del precipicio,
al otro lado del lago.
Una mañana, desde una roca de la playa,
Clamó que lo que él quería en la vida
No era una mera copia hablada de su propio amor
Sino un amor correspondido, y con voz propia.
Y la única respuesta encarnada
Capaz de dar respuesta a su queja matinal
Comenzó a descender, en la otra orilla,
por el talud del acantilado hasta el lago
para zambullirse después en las distantes aguas.
Pero cuando tras nadar un buen trecho se aproximó a su orilla
En lugar de poseer forma humana
Y de ser quien él tanto había anhelado
Resultó ser un gran macho cabrío, que aparecía poderoso
apartando las encrespadas aguas con su enorme pecho.
Y al llegar a tierra
Desprendiendo agua como una cascada,
Comenzó a tambalearse a través de las rocas con su cornamenta,
Hasta que se perdió en la maleza -y eso fue todo-.
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