Escribir es defender la soledad en
que se está; es una acción que sólo brota desde un aislamiento afectivo,
pero desde un aislamiento comunicable, en que, precisamente, por la
lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento de
relaciones entre ellas.
El
escritor sale de su soledad a comunicar el secreto. Luego ya no es el
secreto mismo conocido por él lo que colma, puesto que necesita
comunicarle. ¿Será esta comunicación? Si es ella, el acto de escribir es
sólo medio, y lo escrito, el instrumento forjado. Pero caracteriza el
instrumento el que se forja en vista de algo, y este algo es lo que le
presta su nobleza y esplendor