lunes, 15 de noviembre de 2010

El pescado fresco, Anónimo




Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas.

Así que para alimentar a la población japonesa, los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro.

Mientras más lejos iban los pescadores más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado.

Si el viaje tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco.

Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros.

Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores.

Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco y no les gustaba el congelado, que, por lo tanto, se tenía que vender más barato.

Las compañías instalaron entonces en los barcos tanques para los peces.

Podían así pescar los peces, meterlos en los tanques y mantenerlos vivos hasta llegar a la costa. Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban aburridos y cansados, aunque vivos. Los consumidores japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor fresco ...

y ¿cómo resolvieron el problema las compañías japonesas?

Y ¿cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?


Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Así que solo se relaja.

Experimentan el mismo problema que las personas que ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran, o de quienes se quedan en casa y se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla.

Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50:

"Las personas prosperan mas cuando hay desafíos en su medio ambiente" .

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras ponen a los peces dentro de los tanques en los botes, pero ahora ponen también un Tiburón pequeño! Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy, pero muy vivos. ¡Los peces son desafiados! Tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!

Cuando alcances tus metas proponte otras mayores. Nunca debes crear el éxito para luego acostarte en él. Así que, invita un tiburón a tu tanque, y descubre que tan lejos realmente puedes llegar. Unos cuantos tiburones te harán conocer tu potencial para seguir vivo y haciendo lo que mejor haces, de la mejor manera posible!!

Y si ya los encuentras en el tanque, déjalos que se muerdan entre si, que no te asusten sus dientes ni sus trampas...tu sigue alerta, pero siempre "fresco".

Siempre habrá tiburones a donde vayas...

Bota, bota, bella niña... , Rubén Darío




Bota, bota, bella niña,
ese precioso collar
en que brillan los diamantes
como el líquido cristal
de las perlas del rocío matinal.
Del bolsillo de aquel sátiro
salió el oro y salió el mal.
Bota, bota esa serpiente
que te quiere estrangular
enrollada en tu garganta
hecha de nieve y coral.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuídate, España, César Vallejo




¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima apesar suyo,
del verdugo apesar suyo
y del indiferente apesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaberas!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!…



Masa

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vió el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar…

viernes, 5 de noviembre de 2010

Geni y el Zepelín, Chico Buarque





De los rengos y los tuertos
del bajo fondo del puerto
ella anduvo enamorada.

Su cuerpo es de los errantes
vagabundos y emigrantes,
de los que no tienen nada.

Se entregaba desde niña
en garajes o cantinas,
tras la pileta, en el monte.

Reina de los prisioneros,
las locas, los pordioseros,
los gurises del asilo.

A menudo a su cuidado
hay viejitos desahuciados
y viudas sin porvenir.

Es buena como son pocas
por eso la ciudad toda
repitiendo ha de seguir:

Tírenle piedra a Geni,
tírenle piedra a Geni
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir,
se entrega no importa a quién,
maldita Geni.

Un día surgió brillante
entre las nubes fluctuantes
un enorme zepelín.

Se paró en los edificios
abrió unos mil orificios
con mil cañones así.

La ciudad toda espantada
se quedó paralizada,
casi se volvió jalea,

mas del zepelín gigante
descendió el comandante
diciendo - cambié de idea.

Cuando vi en esta ciudad
tanto horror e iniquidad
resolví hacerla explotar

mas puedo evitar el drama
si es que aquella hermosa dama
de noche se entrega a mí.

Esa dama era Geni,
mas no puede ser Geni,
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir,
se entrega no importa a quién,
maldita Geni.

Sin que se lo propusiera
de tan ingenua y sincera
cautivó al forastero,

el guerrero tan vistoso,
tan temido y poderoso
quedó de ella prisionero.

Ocurre que la doncella
- y eso era secreto de ella -
tenía también caprichos,

y a darse a hombre tan noble,
tan oliendo a brillo y cobre,
prefería amar los bichos.

Al oír tal herejía
la ciudad en romería
su mano vino a besar,

el prefecto de rodillas,
el obispo a hurtadillas,
el banquero y su millar.

Vé con él, vé Geni
vé con él, vé Geni,
la que nos puede salvar,
la que nos va a redimir,
se entrega no importa a quién,
bendita Geni

Fueron tantos los pedidos,
tan sinceros, tan sentidos,
que ella dominó su asco.

Esa noche lancinante
entregóse a tal amante
como quién se da al verdugo.

Tanta suciedad él hizo
relamiéndose de vicio
hasta quedarse saciado.

Y no bien amanecía
partió en una nube fría
con su zepelín plateado.

Con un suspiro aliviado
ella se acostó de lado
y trató de sonreír,

mas luego al rayar el día
la ciudad en gritería
ya no la dejó dormir

Tírenle piedra a Geni,
tírenle piedra a Geni,
hecha está para aguantar,
hecha está para escupir,
se entrega no importa a quién,
maldita Geni.

martes, 2 de noviembre de 2010

Canciones del alma ... [ II ], San Juan de la Cruz




¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
pues ya no eres esquiva,
acaba ya si quieres;
rompe la tela de este dulce encuentro.

¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!,
matando muerte en vida la has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!

¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno
donde secretamente solo moras
y en tu aspirar sabroso
de bien y gloria lleno
cuán delicadamente me enamoras!

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