Yo siento por la luz un amor de salvaje.
Cada pequeña llama me encanta y sobrecoge;
¿no será, cada lumbre, un cáliz que recoge
el calor de las almas que pasan en su viaje?
Hay unas pequeñitas, azules, temblorosas,
lo mismo que las almas taciturnas y buenas.
Hay otras casi blancas: fulgores de azucenas.
Hay otras casi rojas: espíritus de rosas.
Yo respeto y adoro la luz como si fuera
una cosa que vive, que siente, que medita,
un ser que nos contempla transformado en hoguera.
Así, cuando yo muera, he de ser a tu lado
una pequeña llama de dulzura infinita
para tus largas noches de amante desolado.
Pintura: "Tête de femme"
Amedeo Modigliani
6 comentarios:
gracias por deleitarnos con poesía cada día..
Que nunca se apague la llama
Esa llama es el corazón de fuego de una gran hoguera. ¡Preciosas palabras!
Un abrazo.
Muy hermoso blog. Les comparto tambien el mio www.purgantedemente.blogspot.com. saludos!
Gracias por sus comentarios chicas, el blog está algo solitario, problemas familiares de salud me han impedido estar en él. Hoy retomo mis amores.
Un beso a todas y gracias por estar.
si habla de la luz, como hablara de la oscuridad ... le gustara más quizás.
Publicar un comentario