sábado, 3 de diciembre de 2011

Eugenio de Andrade


Sally Storch


Creo que fue la sonrisa,
la sonrisa fue quien abrió la puerta.
Era una sonrisa con mucha luz
dentro, y apetecía
entrar en ella,
quitarse la ropa, quedarse
desnudo dentro de aquella sonrisa.
Correr, navegar, morir en aquella sonrisa.

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1 comentarios:

Luis dijo...

Cierto que hay risas que te abren un mundo.
Y que bien lo dices con esa sonrisa Madi. ;)

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