sábado, 29 de mayo de 2010

No me dejes partir viejo algarrobo, Atahualpa Yupanqui


No me dejes partir, viejo algarrobo...
levanta un cerco con tu sombra buena,
átame a la raíz de tu silencio
donde se torna pájaro la pena.

Vengo de un mundo lleno de caminos,
montaña, selva, mar, prado y arena.
Traigo una sed de paz, tan infinita...
Hazme un nido de amor para mi pena.

Yo siempre fui un adiós, un brazo en alto,
un yaraví quebrándose en las piedras;
cuando quise quedarme vino el viento,
vino la noche y me llevo con ella.

Mucho tiempo te vi quieto en la tarde,
nada cerca de ti, sólo tu fuerza.
Tu balsámica sombra es como el beso
del aura vesperal sobre la tierra.

No me dejes partir, viejo algarrobo,
que ya no sé decir: Hasta la vuelta...
Hay un río profundo que me llama
desde el antiguo valle de la pena.

Que en ti se anuden todos los caminos
con abrazo tenaz de enredadera
y no haya más rumor que el de la tarde,
cuando pasa descalza por la arena.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy linda poesia

Luis dijo...

;)

Ir al comienzo Ir al buzón de chat